El Mercado de Torrelavega
Hace muchos años, siendo muy pequeño, recuerdo unas vacaciones en el Norte de España que, por alguna razón, tenían punto de paso en Torrelavega.
Recuerdo, sobre todo, la explicación de mis padres acerca de cómo en aquella localidad se celebraba un mercado de ganado en el que no había contratos, facturas ni recibos y en el que los negociantes sellaban los pactos escupiendo en su mano antes de estrecharla con el implicado para establecer un pacto fundado en la palabra que no requería ninguna otra prueba de veracidad.
Recuerdo, también, una larga explicación sobre el significado de aquella tradición y lo importante de hacerla presente en otras circunstancias de la vida.
Ojalá pudiera recordar aquellas palabras, pero sin duda debieron ser acertadas porque el mercado de Torrelavega ha venido a mi mente en diferentes momentos de la vida para recordarme la trascendencia de una palabra ofrecida, para reprocharme mi falta de fidelidad a ella en algunas ocasiones y para ayudarme a explicar algunas circuntancias contempladas y que se resumen en que las manos escupidas tienen más fuerza que cualquier contrato, por blindado que quiera establecerse.
Y con el tiempo he podido ir profundizando en el valor de que la palabra sea el mejor vínculo que una persona puede ofrecer, con independencia de claúsulas o rescisiones unilaterales y que esta credibilidad es uno de los valores más altos que puede alcanzar la persona.
Hoy hemos reeditado la tradicion para acuerdos que tienen más trascendencia que el mercadeo de ganado. En lo que ya es una de las tradiciones más hermosas del año, tras la comida, mientras todos vamos tomando conciencia que el campo de trabajo va tocando a su fin, el café se convierte en una asamblea improvisada con un único punto en el orden del día y que se resuelve con extrema celeridad.
- ¿El año que viene otra vez, no?
- El domingo 28 de junio de 2020 a las 14.30 tenemos preparada la paella para recibiros ¿no?
- Lo apuntamos en agenda y que Dios nos bendiga entre tanto.
El resto de la sesión es copada por las emociones visibilizada en no pocos ojos llorosos por la alegría de un proyecto culminado, porque ya son siete años y aspiramos al octavo, porque seguimos con ilusión por ello, porque aún terminando estamos ya ilusionados por una nueva edición...
Apretón de manos, un beso caluroso y pacto firmado.
(...)
Me distancio unos metros de la algarabía para tomar conciencia de lo que sucede y no dejar que quede en el marco de algo más a lo que vamos haciendo concesiones de normalidad que hacen perder su valor.
Empiezo a intuir el desgarro de los que han venido dos años y saben que esta noche termina, por un largo periodo de tiempo, su vinculo con Linares. Los que este año se estrenaban, ya han manifestado su interés por reservar plaza para el siguiente.
Y desde esta distancia doy gracias a Dios por los que obran este milagro. Por todos los monitores que están preparando el campamento de Santiago de Aravalle. Los que hace justo un año lloraban por la marcha de Linares, se encontrarán con otra propuesta preciosa, esta vez en unos pueblecitos cercanos a Gredos.
Y los que el año pasado fueron héroes del Trampal, y este lo serán de las Lagunas de Barco, sueñan con el campamento de este año, con sus aventuras y voluntariados en Ávila, sin conciencia alguna de quién es Ricardo, o Manolo, o Rosi, o Javier, o María, o Nuria, o Tomás, o el Pupu...
Sin saber lo que nosotros sí sabemos, que al término de su campamento, les tenemos preparado este regalo que lo es el campo de trabajo, y que el esfuerzo de trabajo, preparación y diseño es nuestra forma de decirles "te quiero", desde la pastoral. Para que en ello puedan sentir la presencia del Dios que les ama.
Pero eso será a partir del 28 de junio del 2020 en la paella que les espera a las 14.30.
Y en la paradoja de un campo de trabajo que termina, de un campamento que nos espera, y de un pacto de manos apretadas que asegura nuestro compromiso con estos niños el próximo verano, resuenan las palabras del poeta del Génesis:
"Y vio Dios que todo era bueno".
Recuerdo, sobre todo, la explicación de mis padres acerca de cómo en aquella localidad se celebraba un mercado de ganado en el que no había contratos, facturas ni recibos y en el que los negociantes sellaban los pactos escupiendo en su mano antes de estrecharla con el implicado para establecer un pacto fundado en la palabra que no requería ninguna otra prueba de veracidad.
Recuerdo, también, una larga explicación sobre el significado de aquella tradición y lo importante de hacerla presente en otras circunstancias de la vida.
Ojalá pudiera recordar aquellas palabras, pero sin duda debieron ser acertadas porque el mercado de Torrelavega ha venido a mi mente en diferentes momentos de la vida para recordarme la trascendencia de una palabra ofrecida, para reprocharme mi falta de fidelidad a ella en algunas ocasiones y para ayudarme a explicar algunas circuntancias contempladas y que se resumen en que las manos escupidas tienen más fuerza que cualquier contrato, por blindado que quiera establecerse.
Y con el tiempo he podido ir profundizando en el valor de que la palabra sea el mejor vínculo que una persona puede ofrecer, con independencia de claúsulas o rescisiones unilaterales y que esta credibilidad es uno de los valores más altos que puede alcanzar la persona.
Hoy hemos reeditado la tradicion para acuerdos que tienen más trascendencia que el mercadeo de ganado. En lo que ya es una de las tradiciones más hermosas del año, tras la comida, mientras todos vamos tomando conciencia que el campo de trabajo va tocando a su fin, el café se convierte en una asamblea improvisada con un único punto en el orden del día y que se resuelve con extrema celeridad.
- ¿El año que viene otra vez, no?
- El domingo 28 de junio de 2020 a las 14.30 tenemos preparada la paella para recibiros ¿no?
- Lo apuntamos en agenda y que Dios nos bendiga entre tanto.
El resto de la sesión es copada por las emociones visibilizada en no pocos ojos llorosos por la alegría de un proyecto culminado, porque ya son siete años y aspiramos al octavo, porque seguimos con ilusión por ello, porque aún terminando estamos ya ilusionados por una nueva edición...
Apretón de manos, un beso caluroso y pacto firmado.
(...)
Me distancio unos metros de la algarabía para tomar conciencia de lo que sucede y no dejar que quede en el marco de algo más a lo que vamos haciendo concesiones de normalidad que hacen perder su valor.
Empiezo a intuir el desgarro de los que han venido dos años y saben que esta noche termina, por un largo periodo de tiempo, su vinculo con Linares. Los que este año se estrenaban, ya han manifestado su interés por reservar plaza para el siguiente.
Y desde esta distancia doy gracias a Dios por los que obran este milagro. Por todos los monitores que están preparando el campamento de Santiago de Aravalle. Los que hace justo un año lloraban por la marcha de Linares, se encontrarán con otra propuesta preciosa, esta vez en unos pueblecitos cercanos a Gredos.
Y los que el año pasado fueron héroes del Trampal, y este lo serán de las Lagunas de Barco, sueñan con el campamento de este año, con sus aventuras y voluntariados en Ávila, sin conciencia alguna de quién es Ricardo, o Manolo, o Rosi, o Javier, o María, o Nuria, o Tomás, o el Pupu...
Sin saber lo que nosotros sí sabemos, que al término de su campamento, les tenemos preparado este regalo que lo es el campo de trabajo, y que el esfuerzo de trabajo, preparación y diseño es nuestra forma de decirles "te quiero", desde la pastoral. Para que en ello puedan sentir la presencia del Dios que les ama.
Pero eso será a partir del 28 de junio del 2020 en la paella que les espera a las 14.30.
Y en la paradoja de un campo de trabajo que termina, de un campamento que nos espera, y de un pacto de manos apretadas que asegura nuestro compromiso con estos niños el próximo verano, resuenan las palabras del poeta del Génesis:
"Y vio Dios que todo era bueno".
Gracias por ofrecer esta experiencia tan valiosa, tan rica, tan enriquecedora y engrandecedora para todos, para que Linares sea un pacto con la solidaridad y el buen hacer con los demás, de por vida.
ResponderEliminarGRACIAS!!!!
A.de A.