El final de los círculos. Y 2. La fusión de las rabias.
7 años y 8 veranos generan un significativo itinerario histórico que reclama su derecho a la memoria que últimamente se nos ha puesto tan de moda.
Así, empieza a ser necesario mirar al pasado para entender el presente de estos días. Y, para que puedas sumarte a estas tradiciones, te remito a un link que alberga los antecedentes necesarios.
https://campotrabajolinares2017.blogspot.com/2017/07/las-lagrimas-de-sal.html
Regresando al presente de 2019, mi mirada, hoy se ha detenido en ella.
Es uno de los rostros que generan "imagen de marca" de la parroquia y que se ha convertido en parte de los elementos cotidianos de la vida de la comunidad a pesar de su insultante juventud. Pero echarse a la espalda la responsabilidad de cuidar que la eucaristía sea momento de oración, también desde el canto; se convierte en un regalo privilegiado que otorga prestigio y reconocimiento a quien lo facilita.
Lleva meses disfrutando de lo que iba a venir aunque no tuviera certeza de la dinámica de este Campo de Trabajo, por ser su primero. Pero ella está entregada y abonada a nuestra propuesta educativa y tiene una confianza infinita en que lo que se le ofrezca será inolvidable.
Había oído hablar de lo que aquí se iba a encontrar pero ya sabéis que la realidad supera con creces la imaginación. Y hoy tuvo dosis doble de encarnación. Linares, las calles, los niños... ya evidencian una realidad que resulta inabarcable para un tricantino medio. Pero salir de la parroquia de Santa Bárbara y aproximarse a sus casas, a sus patios y sus pasillos para recoger a los críos de las actividades puede llegar a ser traumático.
Nueve años después, uno se aproxima a la experiencia de los padres a quienes les basta una mirada para intuir el interior de a quién se quiere.
- "¿Qué te ocurre?"
Solo el interrogante desencadena las lágrimas... Su carácter racial se convierte en una queja desde lo más profundo que se expresa en el grito.
- "¡Estoy frustrada! ¡No es justo! ¿Porqué estos niños tienen que vivir así? ¿Porqué ellos no y yo sí?"...
- "¿Y cuando nos volvamos?, ¿qué va a ser de ellos? ¡Me siento impotente!".
...
Sus quejas me sumergen en las paradojas del tiempo, en la sensación de estar donde ya se transitó, de retroceder en un tiempo para volver al ya vivido...
- "Te entiendo". "Y no es fácil encontrar una respuesta".
- "¿Y qué se hace ahora?"
...
- "Solo conozco dos opciones. Cuando seas mayor de edad y logres tu sueño de la medicina, pide plaza en Linares. La otra es guardar esta rabia en un lugar al que el olvido no tenga acceso y transformarla en una energía que permita luchar contra la injusticia, aunque sea en otro lugar".
- "¿Y eso, de qué les va a servir a ellos?".
- "A ellos, no de mucho. Al menos a corto plazo. Quizá de forma indirecta... Pero puede ser una fuerza transformadora de muchas cosas".
La falta de una respuesta que genere un consuelo aumenta el nivel de la rabia y la intensidad de las lágrimas...
- "¿Y ya está? ¿todo es eso?"...
- "No es poco. Puede llegar a ser mucho. ¿Sabes? Esta misma conversación, con lágrimas parecidas ya la he vivido en este mismo lugar, solo unos metros distantes de aquí por alquien que se sentia de forma parecida a ti".
- "¿Y qué pasó? ¿qué hizo?".
- "Fue en 2012. Tenía una edad parecida a la tuya. Buscó la forma de canalizar su rabia, su dolor por la misma sensación de impotencia. La transformó en campamentos; voluntariados; una forma de vida; una lucha, en lo que era posible, por la justicia; asumió la responsabilidad de ser catequista, de transmitir la misma fuerza del evangelio que le había traído hasta aquí. Quería que otros llegaran a vivir lo que él había sentido...
De hecho ¿sabes? es tu catequista. Tú tenías solo 9 años y aquella rabia ha sido parte de tu crecimiento".
Las lágrimas se detienen por un momento interrumpidas por la sensación de que algo está adquiriendo sentido, que algo está encajando.
Se da la vuelta para ir en su búsqueda.
Y en la distancia, contemplo una conversación en la que parecen revelarse experiencias que generan comprensión y un encuentro profundo.
El diálogo termina en un abrazo que es posible que otorgue sentido a aquella rabia de 2012 y a esta de 2019.
Y en ese abrazo, un círculo que se cierra y que nos envuelve a todos en la convicción de que la rabia por la pobreza, bien orientada, de forma inequívoca, se convierte en fuerza transformadora de la realidad. Nunca a corto plazo, sino en los plazos de Dios.
Así, empieza a ser necesario mirar al pasado para entender el presente de estos días. Y, para que puedas sumarte a estas tradiciones, te remito a un link que alberga los antecedentes necesarios.
https://campotrabajolinares2017.blogspot.com/2017/07/las-lagrimas-de-sal.html
Regresando al presente de 2019, mi mirada, hoy se ha detenido en ella.
Es uno de los rostros que generan "imagen de marca" de la parroquia y que se ha convertido en parte de los elementos cotidianos de la vida de la comunidad a pesar de su insultante juventud. Pero echarse a la espalda la responsabilidad de cuidar que la eucaristía sea momento de oración, también desde el canto; se convierte en un regalo privilegiado que otorga prestigio y reconocimiento a quien lo facilita.
Lleva meses disfrutando de lo que iba a venir aunque no tuviera certeza de la dinámica de este Campo de Trabajo, por ser su primero. Pero ella está entregada y abonada a nuestra propuesta educativa y tiene una confianza infinita en que lo que se le ofrezca será inolvidable.
Había oído hablar de lo que aquí se iba a encontrar pero ya sabéis que la realidad supera con creces la imaginación. Y hoy tuvo dosis doble de encarnación. Linares, las calles, los niños... ya evidencian una realidad que resulta inabarcable para un tricantino medio. Pero salir de la parroquia de Santa Bárbara y aproximarse a sus casas, a sus patios y sus pasillos para recoger a los críos de las actividades puede llegar a ser traumático.
Nueve años después, uno se aproxima a la experiencia de los padres a quienes les basta una mirada para intuir el interior de a quién se quiere.
- "¿Qué te ocurre?"
Solo el interrogante desencadena las lágrimas... Su carácter racial se convierte en una queja desde lo más profundo que se expresa en el grito.
- "¡Estoy frustrada! ¡No es justo! ¿Porqué estos niños tienen que vivir así? ¿Porqué ellos no y yo sí?"...
- "¿Y cuando nos volvamos?, ¿qué va a ser de ellos? ¡Me siento impotente!".
...
Sus quejas me sumergen en las paradojas del tiempo, en la sensación de estar donde ya se transitó, de retroceder en un tiempo para volver al ya vivido...
- "Te entiendo". "Y no es fácil encontrar una respuesta".
- "¿Y qué se hace ahora?"
...
- "Solo conozco dos opciones. Cuando seas mayor de edad y logres tu sueño de la medicina, pide plaza en Linares. La otra es guardar esta rabia en un lugar al que el olvido no tenga acceso y transformarla en una energía que permita luchar contra la injusticia, aunque sea en otro lugar".
- "¿Y eso, de qué les va a servir a ellos?".
- "A ellos, no de mucho. Al menos a corto plazo. Quizá de forma indirecta... Pero puede ser una fuerza transformadora de muchas cosas".
La falta de una respuesta que genere un consuelo aumenta el nivel de la rabia y la intensidad de las lágrimas...
- "¿Y ya está? ¿todo es eso?"...
- "No es poco. Puede llegar a ser mucho. ¿Sabes? Esta misma conversación, con lágrimas parecidas ya la he vivido en este mismo lugar, solo unos metros distantes de aquí por alquien que se sentia de forma parecida a ti".
- "¿Y qué pasó? ¿qué hizo?".
- "Fue en 2012. Tenía una edad parecida a la tuya. Buscó la forma de canalizar su rabia, su dolor por la misma sensación de impotencia. La transformó en campamentos; voluntariados; una forma de vida; una lucha, en lo que era posible, por la justicia; asumió la responsabilidad de ser catequista, de transmitir la misma fuerza del evangelio que le había traído hasta aquí. Quería que otros llegaran a vivir lo que él había sentido...
De hecho ¿sabes? es tu catequista. Tú tenías solo 9 años y aquella rabia ha sido parte de tu crecimiento".
Las lágrimas se detienen por un momento interrumpidas por la sensación de que algo está adquiriendo sentido, que algo está encajando.
Se da la vuelta para ir en su búsqueda.
Y en la distancia, contemplo una conversación en la que parecen revelarse experiencias que generan comprensión y un encuentro profundo.
El diálogo termina en un abrazo que es posible que otorgue sentido a aquella rabia de 2012 y a esta de 2019.
Y en ese abrazo, un círculo que se cierra y que nos envuelve a todos en la convicción de que la rabia por la pobreza, bien orientada, de forma inequívoca, se convierte en fuerza transformadora de la realidad. Nunca a corto plazo, sino en los plazos de Dios.
El llegar y compartir con los niños de Linares así sea solo unos días, es un gran regalo de alegría, de bondad, de esperanza para ellos, que no muy lejos hay un mundo lleno de oportunidades, es una transferencia de culturas que en algún momento tendrá buenos frutos.
ResponderEliminarAdmiro a todos estos jóvenes y a sus líderes por emprender esta misión que tiene una pequeña cuota de sacrificio, pero también la satisfacción de la gran labor que están realizando.
Felicitaciones! Dios siempre los acompañe y los premie por sus buenas acciones. 🙏😀👍
Emociona ver la Gracia que conmueve los espíritus de nuestros chavales. Rezamos para que siga dando fruto y testimonio.
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